lunes, 3 de noviembre de 2014

A VECES... LIBRE

Son en estos tiempos de carencia absoluta de responsabilidad y ética cuando debemos demostrarla con mayor esmero y contundencia. Son estos los momentos cruciales donde se escriben los verdaderos propósitos, los designios de la historia que vivimos y creamos.
La justicia y la libertad no son sólo palabras, son principalmente hechos que se conquistan día a día con las actitudes individuales y sociales.
Hechos que requieren de mujeres y hombres comprometidos, tenaces, perseverantes, honrados, humildes, con conciencia social que rehúyan de la banal demagogia y los sueños heroicos de liberación.
Nuestra sociedad a base de mucho sufrimiento y esfuerzo ha conquistado niveles insospechados de libertad y progreso que debemos preservar de las oleadas de perversidad e injusticias reinantes.
Bajo el ineludible marco de la ética y la moral apremian cambios radicales en nuestro sistema, pero con la premisa de la verdadera justicia y libertad que como decía Nelson Mandela no es desamarrarse de las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás.

                            A VECES... LIBRE                                   
             
 A veces cambias
        y te conviertes en otra...
en otra alma,
en otra palabra.
   A veces sólo eres el aire
que se escapa, que se mece
de lejos en la nada.
 
A veces se deja todo,
a veces... nada...
 
A veces, las cadenas
a las que un día te entregaste
se han hecho llaga en tus manos
cansadas de arrastrar falsas promesas,
falsos himnos,
falsos sueños y esperanzas.
 
 
 
 
A veces desobediente
a los dictados esperados
 uno se vuelve,
y mira asombrado la larga cadena
que uno mismo ha forjado y mezclado
con el sudor y la tierra;
impregnada en el rostro
después del camino transitado.
 
Se decide:
 
A veces, sigues caminando
junto a los falsos ídolos
esclavizados.
 
A veces uno decide:
 
...o escupe la tierra
y el sudor de sus labios agrietados,
y sin dudarlo
rompe las cadenas
que uno mismo ha buscado;
...o se traga la arena seca,
el sudor y el eslabón usado
de una cadena esclava
y sigue llorando, esclavo...
 
A veces el hombre sabe ser libre,
a veces... habrá que comprobarlo...
 
 
Poema de mi libro "Sinfonías y voces" de ediciones Vitruvio.
 
 
 


viernes, 24 de octubre de 2014

Rebelión al Desánimo.


El desánimo se desliza viscoso y pujante, silenciosamente y sin tregua por los rincones de nuestra vida. Conquistando los momentos con interminables tropas de desidia que impregnan nuestra cotidianidad.

 El desánimo de la opulencia, de lo afanado por la gran mayoría de los representantes “de casi todo lo representable en una sociedad democrática”. Deja enmudecido al ciudadano y al hombre maltrecho de desilusión y tristeza. 

Y cuando terminamos por enterrar bajo mantos de corrupción, mentiras, malas gestiones, nula formación y preparación, descontrol agrio, desaforado y casquivano de estos momentos que nos  han tocado vivir nuestros anhelos, enterramos con ellos, casi sin sentirlo, nuestra propia esencia que como seres humanos nos caracteriza y estigma: el deseo.

Deseo de rebelarnos ante lo que se nos revela insoportable, cruel y casi inhumano.

Llegados a este punto y conociendo que somos capaces de los más terribles actos, sería estúpido negarlo, y de las más altas y loables acciones, que aunque no de moda… es incuestionable que somos capaces de llevar a cabo; me pregunto si podremos“recomponer esta situación a la que hemos llegado”.
                                                      


No discutiré sobre cómo hemos llegado, ni en quién o quienes reside la responsabilidad, me preocupa sobremanera la resolución de los hechos. Que la rebelión necesaria no sea una manera burda, descompensada, revanchista e ineficaz de destrozar todo para volver a construir, no tenemos ni tiempo ni fuerzas ni dinero para recrear una desolación innecesaria. Y sin embargo urge una renovación profunda y crucial, serena y rigurosa, responsable y meditada de nuestra realidad social, cultural y económica, que como una buena campaña de relaciones públicas será a largo plazo. Pero que debemos acometer ya, porque si no, abocaremos a nuestros jóvenes, a nuestros hijos, a los tuyos y a los míos a un oscuro, incierto y cercano futuro.

Porque debemos recordarnos que la justicia existe a pesar de lo acontecido, que los progresos son posibles aunque nos hallan y hallamos replegados a rincones de inmundicia ética y moral. Debemos recordarnos que como hombres, no nos podrán arrebatar la capacidad de recrear bajo los nefastos velos de la incongruencia y la maldad uno de nuestros mayores dones: La magnífica, arrebatadora y eterna capacidad de desear, de reesperanzarnos con nuestras capacidades que no son pocas, de volver a repensarnos y reconstruirnos bajo la sensata mirada de la razón y la ética.

Por ti, por mí y sobre todos por nuestros hijos, los de todos, para que sepan “que somos capaces” y no se diluyan en la fluida desesperanza de esta historia. Que podamos siquiera dejarles en herencia algo mucho mejor que el dinero, la certeza de que con voluntad y deseo todo puede llegar a ser, incluso una sociedad donde todos podamos volver a ver el sol suspendido en un halo de humanidad y esperanza.

lunes, 6 de octubre de 2014

Diálogo del goce del amor y del deseo.



- ¡Perdóname! - silbaba efímero el árbol mirando su reflejo casi inmóvil-
- ¡Perdóname por adentrarme en tus entrañas!
- ¡Sálvame! - rezaban sus copas vibrantes, ante el roce eterno de las cumbres cercanas-

Y las cumbres, celosas del agua se alzaron.
Y las aguas, altivas, pulieron los reflejos amarillos y verdes.

Mientras, el árbol soñó con tu mano ardiente y los besos sinceros de tu mente.



Sierra de Madrid - RASCAFRÍA- Otoño

lunes, 29 de septiembre de 2014

Estación: Otoño


Tras las sosegadas y cálidas tardes de un verano que se marchó, aparecen entre los amarillos campos, inicios de verdores perdidos. Los secos caminos beben, ávidos de vida las lluvias que se me antojan tempranas y pasionales.

Últimamente hasta las estaciones parecen acometer sus dones como si temieran no poder hacerlo más, como si les hubiéramos secuestrado el tiempo.

Nosotros, los que habitamos sus tierras, respiramos sus aires y comemos sus frutos.

Los que paseamos por sus senderos de vividas experiencias y reposamos sobre la tierra poseedora de nuestra propia existencia, huimos de la plácida serenidad del anuncio que nos regala cada estación.
SENDEROS

Creamos frutos fuera de sus procesos naturales, inventamos fríos para pulir los tórridos veranos, desarrollamos calores que nos abriguen del empuje helador del invierno.

Descubrimos secuencias de nuestro ser, y podemos ya, crear otros.

Hay plantas que crecen sin tierra. Hay luchas que se repiten y no parecen tener fin. Luchas inútiles que en nada tienen en cuenta ni el fruto ni la lluvia ni el ser.

Nada está solucionado, solo intentamos esconder nuestra estupidez tras velos de hipocresía que surgen de nuestro propio sistema de vida y el peligro de perder lo poco que nos queda nos acobarda.
 
Cuántas menos aguas caigan al campo seco mayor desgracia traerán las aguas, que a veces enardecidas arrasan sin compasión lo útil y lo inútil.
 
Mientras, otra estación empieza y augura torrenciales lluvias.

Quizás este otoño venga con bríos guardados en sus hojas de bermellón y sus suelos tapizados de amarillos, de sus hojarascas de embriagadores colores; quizás este otoño solo quiera gritarnos desde la desnudez de las ramas, la posibilidad de que hallemos “las opciones” para que nuestra vida sea una estación en la que nos permitamos vivir.

Quizás podamos aprender a ver los matices que los reflejos del sol dibujan en los miles de senderos, que el hombre es capaz de encontrar entre los rancios, obsoletos e injustos caminos ya andados… y lo sepamos hacer sin anegar, ni arrasar las pobres ilusiones y esperanzas de los hombres, que se olvidaron que tras la desnudez de la rama, en otra estación no muy lejana volverán a brotar tiernas y verdes hojas. Pero para ello debemos seguir mimando el tronco del que sin duda nacerán, nuevas horas.

miércoles, 16 de julio de 2014

El Estío.


A veces, la espera, nos alumbra calores ya olvidados…

El verano nos acoge una vez más, este año llegó furioso y tardío, aún no sé, si se irá sosegando con el paso de los días, o por lo contrario, llegó su calor concentrado y embravecido por la espera.


Foto: Rosa María Estremera. Dentro de la colección " Estío"
 
Para mí estos son tiempos de espera, de reflexión, de búsqueda apacible y sorprendente entre los vapores y efluvios de las altas temperaturas, que me hacen finalizar el año.

Me encuentro entre esas personas que comienzan los años en septiembre, el calor me hace invernar las fuerzas, aunque no las ideas que sorprendentemente parecen incubarse entre las horas perdidas del estío.

Ha sido un magnífico año, cargado de proyectos inusualmente cumplidos, de sueños indescriptiblemente conseguidos. Me llevo bordado en la memoria momentos que nunca creí fueran posibles. Un año, sin duda alguna, del lado del deseo.

Sólo puedo sonreír y agradecer. Sonreír a la adversidad superada, y agradecer a todos los que me ayudaron.

Y sin embargo en esta tarde pesada de mediados de Julio, cuando el calor me obliga a encerrarme tras las sombras para buscar el frescor, siento que “algo he perdido” al dejar tras de mí, las luces vespertinas que todavía abrasan escondidas y agazapadas detrás de las persianas y las cortinas de mi casa y pienso que huyo de la inevitable soledad del hombre.

Me sorprendo ante mi tristeza que no tiene lugar. Ante la incomprensión de los actos y sentimientos humanos… y reflexiono sobre cómo desea el hombre, cómo deseo.

El deseo que impulsa a moverse se me antoja ser tan “verdad”, cómo que su ausencia, en un principio nos narcotiza y calma, para acto seguido sumirnos en una melancolía de la cual no saldremos hasta que volvamos a desear.
Foto: Rosa María Estremera. Colección: "Estío"

Preso se encuentra el deseo en nosotros mismos, en nuestro ser intolerable y sublime, en nuestro misterio infinito.

La duda eterna, la insatisfacción inapelable, incuestionable, inconfesable que nos hace huir de nosotros mismos, para volver  a reencontrarnos ojerosos y deseosos tras los miedos que una vez y otra vez arrinconamos, con la inquebrantable esperanza de enamorarnos una vez más de la insoportable locura que es estar vivo.

                Y entonces pienso que todo volverá a ser posible que solo resta levantarme y abrir de nuevo los postigos, y todo lo que busque y lo que encuentre tras las cálidas tardes del verano tomaran de nuevo forma de bastón que sustente mis sueños y mis palabras.


Foto: Rosa María Estremera. Colección:
"Estío"
Ahora solo me queda soñar los mundos y las voces que me amparen y me entiendan, ahora solo me queda refugiarme en tu palabra y en tu espera que silenciosa y plácidamente vaga clamorosa y ardiente por las abrasadoras luces que el estío inverna en mi mente. 



Me despido de todos hasta septiembre, no sin antes desearos que encontréis siempre una palabra que os calme y un beso que os acune en las tórridas horas estivales. Mil gracias a todos, feliz verano y que vayamos pensando como volver a conquistar los sueños y los deseos. Un beso para todos.
 

martes, 1 de julio de 2014

Los sueños naranjas de tu paisaje.


                    Hoy quisiera compartir con todos vosotros un nuevo número de http://issuu.com/cromomagazine donde José Alberto López nos regala sensaciones en naranjas. Tengo que agradecer muy sinceramente que me haya hecho partícipe de esta maravillosa revista que además, me ha puesto en contacto con tan diversos y magníficos artistas. Gracias también a José Luis López Moral y su maravillosa obra que me sirvió de inspiración. Y felicitar a Paco Mármol por su bella maquetación. Espero os guste mi pequeña colaboración.
                                             "Un fuerte y anaranjado abrazo para todos."



 

LOS SUEÑOS NARANJAS DE TU PAISAJE 

Arrastrándome, llegué hasta el ámbar de tus fines,
para encontrarte entre las huellas de tu ausencia
que sobre las secas y olvidadas mieses,
recostaba el cuerpo inexistente de tu vida y tu simiente. 

El ángelus naranja de tu ocaso
impregnó la soledad tosca de mis ojos,
que buscaba cómo fundirse
entre tu campo y las infinitas luces… 

Aquél rezo obró el milagro
y mi cuerpo, casi inerte, te encontró
escondido por brisas de espigas
entre naranjas de verbos y versos candentes.

Exhausta, llegué a las paces de tus destierros.
Y me transforme en tu tierra y en tu aire,
y me mezcle con lo eterno de tus campos
para beber de los sueños naranjas de tu paisaje. 
 RME
 
Foto de Jóse Luis López Moral
Colección Angelus.
 

  
 


 

 

 

martes, 17 de junio de 2014

Amarlo Todo


AMARLO TODO 

Amar, sin poder, sin querer,
sin tener.
Amar la luz que me calienta
y la fría brisa que me despierta.
Amar la lluvia y el sol
a partes iguales.
 
Amar el desafío y la lucha,
Deseando descansar en las
playas del olvido,
donde los deseos
no duelen y los anhelos
recalan serenos junto a los
besos que no dimos.
 
Amar amar, desear el deseo,
perderlo… buscarlo
de nuevo, alborotado
y revuelto entre la espuma
blanca de las mareas de
mi sentidos.
 
Y amar, amarlo todo,
lo encontrado, lo buscado,

lo perdido.
 
Y dejarme arrastrar
Por la brisa del olvido…
por el sol de mi esperanza,
para que la espuma blanca
ame mi cuerpo y mi
destino.


Poema perteneciente a la quinta sinfonía: Voz que Ama. De mi libro "Sinfonías y voces"
Ediciones Vitruvio.
The River of Light
Frederic Edwin Church
National Gallery of Art (1877) Washington.