jueves, 28 de enero de 2016

La escritura la certeza conquistada.


Decía Marguerite Duras:
"Para abordar la escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte que lo que se escribe”

Sin duda alguna, nada más acertado. De no ser así uno está abocado a la desgarrada sentencia de lo tremendamente puro, por cuanto que el ser íntimo no está expuesto a ningún tipo de contaminación cuando es sincero con lo que se escribe, con independencia de la calidad formal. Calidad que se encuentra tras el trabajo posterior al propio proceso creativo.

 
Escribir es la devastación propia que nos configura como ser único y como tal nos expone al mundo. Es el alce de las “mentiras” creadas para sobrevivirnos. La única certeza conquistada para aguantarnos sobre las carcomas que destruyen los cimientos de los sueños, que una vez creímos tener.

La fe del ser, el empeño de rehacerse… y construir un real imaginado.

Nada más puro que el verso, ni más hiriente, ni más bello. El vasto entendimiento de lo irreal expresado en un tiempo inexistente y fugaz, prendido en las letras de un nombre, en la concordancia de un verbo, en los fonemas que esconden la intención última del deseo.

Como la esperada esperanza de la realidad transformada en el acto decidido de la vida. Como tus ojos y tu empeño por entender.

Escribir para mí, es como esa mujer que nunca se encuentra porque en el fondo, jamás se perdió.

Una mujer devastada por la estéril lucha de querer lo que no existe pero que puede llegar a imaginar, la que “siente la vibración de la vida persiguiéndola” y no se detiene.

Obstinada “ en conquistar un nuevo sentido al ser muerto, agarrándose a un latido inexistente”

Y sobrevive.

 

Alusiones a algunos versos de “EL tacto de la luna Hiriente”. Ediciones Vitruvio.  Que presentaré el próximo día 11 de febrero a las 20:00h en la Biblioteca Pública de Ceuta.
 

 

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