jueves, 13 de noviembre de 2014

DÍMELO

 Hay momentos que descargan, tamizados por los tibios y tímidos intermedios de la presencia, caídas
 de aguas tan bravas e intensas que terminan por inundar las razones, velar miradas profundas y borrar sensatas decisiones... si las hubiera.
 
Hay momentos de aguas tan turbias que nos anegan de sin razones que nos sumergen y nos desbordan de iras... de sinrazones. Cuando son tan bravas las aguas... hay que concentrarse en llegar a las aldabas que aseguran las rejillas de las alcantarillas de nuestra realidad.
 
Alcanzarlas, agarrarlas fuertemente con firmeza y con precaución abrirlas.
 
Hay ,una vez horadados los muros agrios de los sinsentidos: rezar aun sin creencia dogmática, aunque sea un rezo laico, una plegaria, una súplica de voces anhelantes para que la inercia del sucio torrente no nos arrastre al interior de las cloacas, y nos pierdan en sus oscuros y sombríos dominios. Porque ni tú ni yo hicimos nada. Porque no lo hicimos, ¿verdad?... Dime que no... que tú sí puedes lanzar "la primera piedra". Dime que estamos limpios  ¡Dímelo!

Hay momentos que se antojan casi imposibles y difícil de creer que son verdes los tallos que sujetan nuestras flores y nuestras vidas. Ardua la tarea de esperar malvas entre los distintos matices del arcoíris.
 
Hay momentos que requieren de un esfuerzo que sólo el ser humano es capaz de generar, que sólo tú eres capaz de inventarte y crear para habitar mundos posibles, para anegar de plácidas y pulcras aguas nuestros cauces por cimentar.
 
De reescribirte una vez más tras el telón de estos sórdidos escenarios.
 
Hay momentos donde el intrépido ser que llevamos dentro se atreve a lanzarse en pos de reflejos dibujados en los muros, escondidos refulgentes entre la piedras de siempre.
 
Hay momentos, donde recogemos con premura y certeza las luces entre los telones, y nos dejamos arrastrar suavemente a los candiles para que podamos encenderlos, y así, nos acompañen de vuelta a las limpias aceras de ésta nuestra existencia por construir.
 
Dime que tú y yo podemos...Dime que me ayudarás si yo no alcanzo. Dime que estaremos juntos. ¡Dímelo!
 
Rosa María Estremera.

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