viernes, 28 de noviembre de 2014

Carta de otoño.

        Quizás no llegué a comprender
        que era yo quién debía cuidarte
 
        y solo quise escuchar
        la paz en tu espera,
        tu consuelo...
 
        Quizás debí aceptar que era más fuerte
        que yo podía,
        más no exististe entonces
        y yo, nací para unirte
       para poder vivirte...
 
       Quizás había llegado el día
       de no hablarme,
       y deambular
       por la inmensidad yerta
       de la soledad humana...
 
       Quizás, pudiera así descansar,
       y dejarme arrastrar
       por los sueños
       del descanso de las noches
       y las tibias tardes de un otoño...
 
 Rosa María Estremera.


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